Por qué contratar a un diseñador

Existen muchas razones por las que es preferible contratar a un profesional del diseño desde un primer momento en lugar de recurrir a algún conocido que “sabe de Photoshop”, o tratar de hacerlo uno mismo, pero la principal es que al contratar a un profesional se ahorra dinero. Puede parecer una contradicción pero no lo es.
Un profesional del diseño realiza su trabajo con las herramientas adecuadas para cumplir con los estándares de las que un profano no dispone o no sabe explotar en su totalidad. Además, posee conocimientos artísticos que le permite ser más creativo sin caer en errores que puedan presentarse a futuro y que supongan posteriores desembolsos añadidos.
En diseño, lo barato sale caro. Son incontables los casos en los que quienes han tratado inicialmente de hacer ellos mismos el trabajo de un diseñador han tenido finalmente que contratar sus servicios cuando se han topado con errores, incompatibilidades o defectos, ocasionando pérdida de tiempo y dinero.
Lo que a un profano le parece un trabajo bien hecho puede ser una chapuza en ojos de un experto. Cuando se habla de imagen de marca, este tipo de juicios puede llevar a perder potenciales clientes. En un mundo en el que la apariencia es importante conviene invertir en diseño profesional si lo que se pretende es conseguir la mejor presencia.
Los errores más frecuentes cometidos por los no profesionales suelen ser:
- Diseñar logotipos excesivamente complejos, con muchos colores, no vectorizarlos, usar logotipos sacados de internet o que son usados por otras marcas, diseñar logotipos excesivamente semejantes a los de otras empresas, etc.
- Maquetar piezas para impresión (folletos, flyers o catálogos) con Microsoft Word, usar imágenes o fuentes tipográficas con derechos de autor, usar muchos tipos de fuentes en el mismo archivo, saturar con texto los flyers o tarjetas de visita, usar fondos que no den contraste con el elemento principal, etc.
- Diseñar webs mediante plataformas online sin tener una mínima base técnica, creerse los anuncios televisivos en los que se describe la creación de webs como algo muy sencillo y barato, poner música con reproducción automática al abrir la web, usar formatos de imagen incorrectos o con una resolución inadecuada, etc.